lunes, 23 de febrero de 2009

Celebremos el Día de Andalucía - 4 - Los jornaleros andaluces

Aseguro a V. E. , escribía al conde de Aranda el ilustre Campomanes, el que no ha logrado ser sustituido después, como dice Costa, por los seguidores de bandas políticas; aseguro a V.E. que al considerar la situación del jornalero acuden a mis ojos las lágrimas.
Cuando así se expresaba el gran Campomanes, ganaba el jornalero cinco reales. Y desde entonces ha transcurrido cerca de siglo y medio. Las subsistencias han encarecido grandemente. El jornal no ha aumentado.
Yo tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero. Yo le he visto pasear su hambre por las calles del pueblo, confundiendo su agonía con la agonía triste de las tardes invernales; he presenciado cómo son repartidos entre los vecinos acomodados, para que éstos les otorguen una limosna de trabajo, tan sólo por fueros de caridad; los he contemplado en los cortijos, desarrollando una vida que se confunde con la de las bestias; les he visto dormir hacinados en las sucias gañanías, comer el negro pan de los esclavos, esponjado en el gazpacho mal oliente, y servido, como a manadas de siervos, en el dornillo común; trabajar de sol a sol, empapados por la lluvia en el invierno, caldeados en la siega por los ardores de la canícula, y he sentido indignación al ver que sus mujeres se deforman consumidas por la miseria en las rudas faenas del campo; al contemplar cómo sus hijos perecen faltos de higiene y de pan; cómo sus inteligencias pierden, atrofiadas por la virtud de una bárbara pedagogía, que tiene un templo digno en escuelas como cuadras o permaneciendo totalmente incultas, requerida toda la actividad, desde la más tierna niñez, por el cuidado de la propia subsistencia, al conocer todas, absolutamente todas, las estrecheces y miserias de sus hogares desojados. Y, después, he sentido vergüenza al leer en escritores extranjeros que el escándalo de su existencia miserable ha traspasado las fronteras para vergüenza de España y de Andalucía.

*. Blas Infante, Ideal Andaluz. Sevilla. Arévalo, 1915; Reed. Sevilla. Junta de Andalucía, 1982, pp. (86-92; reproducido en Andalucía, nº 4, septiembre de 1916, pp. 4-5)
No es extraño que, incluso hoy, grupos de punk-rock adapten letras tradicionales como ésta en boca de los "Reincidentes":
“Y en la plaza de mi pueblo
dijo el jornalero al amo.
Nuestro hijos nacerán
con el puño levantao.
Que mi voz suba hasta el monte
que mi voz baje al barranco
hasta que los jornaleros
se apoderen de los campos”

2 comentarios:

FiQuiBlog dijo...

Gracias compañero. si todos los profes de historia y geografía fueran como tu!!!!!

historiavelez dijo...

Ya sabes hermano que lo peor que nos puede pasar en la vida es no saber quiénes somos ni de dónde venimos. Hoy que todo es chiliguay fenomenal y todo está superbien y superchachi, recordar la historia de los sin nombre, de los don nadie, de los miserias, de los muertos de hambre y de la contraparte, los señoritos, terratenientes... es un acto de dignidad y de orgullo. Si todos tuviéramos verdadera conciencia de clase, Andalucía iría mejor; no mejor que los demás, porque eso no nos interesa, sino mejor con nosotros mismos, olvidando lo rancio, caduco y trasnochado. Pero, ya sabes, que eso es otra historia.