sábado, 13 de diciembre de 2008

CRISTINA TIRADO

El artículo publicado en el periódico El País es bastante impactante, puesto que, es difícil y contradictorio pensar que un hospital público defienda la idea de que la homosexualidad es una “alteración” mental, y pongan como remedio para prevenir EL SIDA, la castidad y el “amor verdadero”.

Sin duda, esta guía repartida por el centro hospitalario Carlos III, tiene una gran influencia de tipo religioso.
Hoy en día con los conocimientos científicos de los que disponemos, y con una profunda e intensa investigación llevada a cabo en este tema, es chocante ver como para un gran sector de la población la homosexualidad es considerada como una enfermedad o un vicio en lugar de una tendencia sexual distinta a la que consideramos como normal.

Me resulta bastante indignante ver que el propio centro hospitalario niegue haber repartido esta guía entre los adolescentes habiendo pruebas evidentes de ello.

En mi opinión, los términos “homosexualidad” y “Sida” no tienen por qué estar estrechamente relacionados. El Sida es una enfermedad causado por un virus, el VIH, al igual que ocurre con otras enfermedades infecciosas y no es una enfermedad exclusiva de homosexuales como se piensa, ya que un gran porcentaje de personas heterosexuales padecen la enfermedad.
Es cierto que nos podemos hacer la vista gorda a que el número de personas afectadas es más numeroso entre homosexuales que entre heterosexuales, pero no por ello debemos catalogar la enfermedad como “EXCLUSIVA” y única de homosexuales.
Quizás esto se deba a que los homosexuales por norma general, son más promiscuos, aunque siempre hay excepciones, que los heterosexuales, y por eso esta cifra se dispara entre los primeros.
Aunque en las últimas décadas este valor entre homosexuales y heterosexuales se va equilibrando, quizás por una mayor tendencia a infidelidades, como consecuencia de una sociedad cada vez más liberal.

Una razón más de peso por la que deberíamos negar la visión de que el SIDA solo se da entre homosexuales es que en África hay muchísimos afectados y no precisamente se trata de un continente donde la homosexualidad sea común entre la población, lo cual justifica que el SIDA no es única de homosexuales, sino una consecuencia directa de la no utilización de métodos de protección sexual.


Pienso que la religión no debería prohibir la utilización de estos métodos de protección por miedo a que sirvan como métodos anticonceptivos, porque es una grave enfermedad que se va propagando de una forma acelerada y ante la cual debemos actuar para intentar frenarla.

En África el número de afectados se dispara enormemente precisamente por cuestiones religiosas. En este continente, la religión tiene una enorme influencia sobre las personas y ésta niega la utilización de preservativos lo cual debemos respetar pero no compartir.

Ante una epidemia que podría convertirse en pandemia en los próximos años, la religión debería mantenerse al margen ya que el número de afectados va aumentando de forma escalofriante y se trata de una enfermedad de gran magnitud que acaba con las defensas inmunológicas del organismo dejándonos expuestos a contraer cualquier tipo de enfermedad y alterando la capacidad para defendernos de las enfermedades ocasionadas por otros virus, bacterias, parásitos y hongos.


No es tan complicado comprender QUE EL SIDA ES UN VIRUS QUE SE TRANSMITE a través de la sangre, el semen y los fluidos vaginales y una vez incorporado ataca el sistema inmunológico DEBILITANDOLO. Por lo que como solución se debe utilizar métodos de protección siempre y cuando las relaciones sexuales no vayan destinadas a la procreación

Usar preservativos en las relaciones sexuales, y cambiar el “chip” de que EL SIDA es una enfermedad de homosexuales, es lo que deberíamos hacer.

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